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miércoles, 14 de septiembre de 2016

Más libros que regalar a quienes creen (por error) que no les gusta la ciencia ficción



Bueno, ya estamos aquí de vuelta de vacaciones. Con septiembre empieza de nuevo el curso escolar y, como niños con zapatos nuevos ansiosos por volver al cole, reactivamos el blog. Pensaba reanudarlo volviendo al Japón y la historia de los 47 ronin pero entonces se cruzó en mi camino esta entrada de otro blog: Libros de ciencia ficción para regalar a quienes creen (por error) que no les gusta la ciencia ficción (y que os recomiendo encarecidamente que leáis haciendo click sobre el enlace) y no me he podido resistir a aportar mi granito de arena. Y es que, aunque el listado está muy bien y coincido con el autor con los libros que recomienda, creo que se queda corto y aún podrían recomendarse unos cuantos más porque, como podréis comprobar, no sólo hay ciencia ficción para todos los gustos, sino casi para cada tipo de persona:
 
 
Para fans de Juego de Tronos... Luna: Luna nueva (Ian McDonald, 2015). Porque las conspiraciones para hacerse con el poder han existido y existirán siempre, en el pasado y en el futuro lejano. Y las traiciones y las puñaladas traperas por la espalda para conseguirlo, también. En un futuro no muy lejano la luna ha sido colonizada y su explotación económica se la reparten cinco grandes corporaciones que tienen más de familia mafiosa que de empresa al uso. Una luna en la que hay que pagar por todo, por el uso de datos, por el agua y hasta por el aire que se respira. Entonces, uno de los miembros de una de esas corporaciones sufre un atentado y la lucha por el poder se desata.
 

Para los que no les gustan los libros... Fahrenheit 451 (Ray Bradbury, 1953). Qué mejor para una persona a la que no le gustan los libros que imaginar un futuro en el que los libros están prohibidos. Porque invitan a pensar. Y no sólo eso: un futuro en el que los bomberos, en lugar de apagar fuegos, se dedican a quemar libros. Pero entonces, uno de esos bomberos, Montag, decide guardarse un libro y leerlo y descubre lo que puede que descubran aquellos a los que no les gustan los libros y lean éste: que los libros a lo mejor tampoco están tan mal. Truffaut hizo una película que, aunque diferente y un poco pasada de moda, sigue teniendo su encanto.
 

 Para fans de los comics de superhéroes... Mundo de dioses (Rafael Marín, 1998). Debido a una lluvia de meteoritos, varios humanos han adquirido diversos superpoderes y hacen lo que es lógico: ¿proteger a la humanidad? Nooo. Gobernarla despóticamente desde sus mansiones en órbita y procrear con cuanta mujer u hombre les venga en gana cual si de dioses griegos se tratase. Los hijos bastardos de esos metahumanos son apartados del poder y perseguidos pero pronto las tornas van a cambiar... el profesor Rafael Marín además de escritor de ciencia ficción es especialista y guionista de comics y eso se nota.
 
 
Para románticos... Muerte de la luz (George R. R. Martin, 1977). Dirk T'Larien viaja hasta Worlon, un lejano planeta al borde de la extinción, para cumplir una promesa a Gwen, un viejo amor y, tal vez, volver a recuperarla. Sin embargo, al llegar allí la encuentra casada con alguien perteneciente a una cultura en apariencia bastante machista y que, además, permite que varios maridos compartan la misma mujer. ¿Qué hacer entonces cuando no estás de acuerdo con su modo de vida pero ella es feliz? Y todo ello en un mundo que se desmorona sin remedio a tu alrededor.
 
 
 
 
Para amantes de la fantasía... La Tierra moribunda (Jack Vance, 1950). El famoso escritor Arthur C. Clarke escribió un célebre aforismo que dice: "Para una cultura atrasada, toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia". Pues bien, aquí nos encontramos con una Tierra tan alejada en el futuro que la luna ha desaparecido, el sol está apagándose y hay brujos, conjuros, artilugios mágicos... ¿o tan sólo se trata de restos de un saber ya olvidado y casi incomprensible? Esta novela fue seguida por otras cuatro y quitará la razón a todos aquellos que piensan que los fans de El señor de los anillos no pueden serlo también de la ciencia ficción. La serie del Libro del sol nuevo, iniciada con La sombra del torturador, de Gene Wolfe, incide también en el mismo concepto.
 

Para hipocondríacos... Viaje alucinante (Isaac Asimov, 1966). Y para fans del dr. House. En plena Guerra Fría, un famoso científico que se ha pasado al bando occidental sufre un atentado que le provoca un coágulo cerebral que solo puede ser operado... desde dentro.  Para ello, un grupo de médicos es miniaturizado e introducido en un submarino para que, viajando por la corriente sanguínea, lleguen hasta el coágulo y lo destruyan. Pero sólo tienen unas horas de tiempo para hacerlo. Y hay un traidor entre ellos con el encargo de sabotear la misión... Aunque no se trata de una novela original sino de la adaptación de un guion de una famosa película, está escrita con oficio por uno de los autores más respetados de la ciencia ficción. En muchos institutos la recomiendan a sus alumnos como lectura en clase de ciencias.
 
 
Para sensibles... Crónicas marcianas (Ray Bradbury, 1950). Antes del famoso programa de telebasura del que tomó el nombre, existió este libro. El libro ideal para regalar a todos aquellos que piensan que la ciencia ficción es un género frío y demasiado cerebral, lleno de datos científicos. Por algo Bradbury es considerado el autor más poético dentro de la ciencia ficción. Se trata de una serie de relatos que nos narran la colonización de Marte pero eso no es más que una excusa para en realidad hablarnos de otros temas como el matrimonio, la familia, el racismo, la soledad o la estupidez humana entre muchos otros. En los años 80 los americanos hicieron una horrenda serie de TV basada en este libro. Mucho mejor lo hizo Chicho Ibáñez Serrador al adaptar uno de sus relatos más emotivos, La espera, en sus famosas Historias para no dormir.
 
 
Para amantes de la Historia... El libro del día del juicio final (Connie Willis, 1992). La ciencia ficción no sólo nos permite viajar hacia el lejano futuro sino también hacia el remoto pasado mediante uno de los recursos más utilizados en el género: los viajes en el tiempo. Este libro, que narra las vicisitudes de una historiadora atrapada por accidente en pleno siglo XIV durante la epidemia de Peste Negra sin duda hará las delicias de todos los aficionados a la historia medieval.
 
 
 
 
 
Para amantes de la telebasura... Incordie a Jack Barron (Norman Spinrad, 1969). Mucho antes de que la telebasura llegara y se instalara en nuestras vidas, el previsor Norman Spinrad ya criticó en esta obra el amarillismo de algunos programas de la tele. En ella, el personaje que le da título es el presentador de un popular programa de TV con millones de espectadores desde el que se dedica a fustigar sin piedad a famosos, políticos y poderosos. En esta ocasión ha puesto en su punto de mira a Benedict Howards el multimillonario director de la Fundación para la Inmortalidad Humana, un moderno proyecto que promete la vida eterna a través de  técnicas de crionización. Sin embargo, el próspero negocio esconde una realidad mucho más terrible de la que uno se pueda imaginar y Howards está dispuesto a contraatacar con todas las armas a su alcance: amenazas, extorsión, soborno... Barron pronto se de da cuenta de que igual esta vez se ha metido con el personaje equivocado. ¿A que parece profética?
 
 
Para trabajadores sociales... Flores para Algernon (Daniel Keyes, 1966). El Algernon del título es un ratoncito de laboratorio al cual se ha sometido a un experimento de incremento de la inteligencia. Ante los buenos resultados, pronto se decide intentarlo también con Charly, un discapacitado intelectual que nos va contando con sus propias palabras a través de su diario sus progresos mientras su inteligencia va aumentando exponencialmente. A medida que sus facultades intelectuales aumentan, Charly descubrirá un mundo nuevo e incluso el amor que hasta entonces le había estado negado pero también la crueldad humana de la cual había estado siendo objeto sin saberlo. Sin embargo, un día, el ratoncito Algernon empieza a demostrar claros y alarmantes signos de deterioro cerebral y Charly se da cuenta con horror de que su nuevo estado tal vez no sea permanente. Una de las historias más emotivas de la ciencia ficción y que nos hará ver a esas personas que tenemos tan cerca, con otros ojos. Dio lugar a una película, titulada Charly, gracias a la cual su protagonista, Cliff Robertson, ganó el Oscar.
 
 
Para graciosos... Bill, héroe galáctico (Harry Harrison, 1965). A los que piensan que la ciencia ficción es un género demasiado serio y sesudo habría que decirles que la ciencia ficción puede ser también un género muy divertido y lleno de humor y para ello nada mejor que esta obra de la mano de uno de los especialistas de la ciencia ficción humorística (los otros grandes maestros del humor en la ciencia ficción son Fredric Brown y Robert Sheckley). Toda una parodia tanto del clásico militarista de la ciencia ficción Tropas del espacio como de cualquier novela o película bélica que se precie, nos narra las peripecias de Bill, un torpe granjero alistado a la fuerza en una guerra intergaláctica a lo largo de la cual sufrirá desventuras diversas (entre ellas un cambio accidental de color de piel o que le trasplanten por error otra mano derecha) hasta acabar convertido, a pesar suyo, en todo un "héroe".
 
 
Para los que tienen vecinos pesados... ¡Marciano, vete a casa! (Fredric Brown, 1955). ¡Hay que ver! ¡Tanto tiempo esperando a contactar con los marcianos y cuando por fin lo conseguimos resulta que son insoportables! Unos tipos capaces de aparecer y desaparecer a voluntad, leer en tu mente todos tus secretos, colarse en todos los sitios sin problemas... ¡y lo peor es que nadie sabe cómo deshacerse de ellos! Como se puede ver, un libro muy divertido del maestro del relato ultracorto. y como muestra, un botón: "El último hombre sobre la Tierra entró en su cabaña y se sentó en su sillón. Entonces llamaron a la puerta".
 


Para perezosos... Los humanoides (Jack Williamson, 1947). Sí, para esos a los que les gustaría estar tumbados todo el rato y que se lo dieran todo hecho, que les sirvieran continuamente como a unos marajás. Aquí una raza de robots aparece para proteger y servir a la humanidad y asi acabar con las guerras y la infelicidad. Y al principio todo parece perfecto pero cundo uno descubre que, "por nuestro propio bien", prácticamente no se nos permite ni ir al baño a hacer pis sin supervisión y ya no digamos tomar cualquier tipo de decisión... la cosa ya no tiene tanta gracia (como una madre superprotectora pero a lo bestia, vamos).
 
 
 
Para vengativos... Las estrellas mi destino (Alfred Bester, 1956). Un pobre hombre es el único superviviente de un accidente espacial. Flotando a la deriva por el espacio observa como otra nave que pasa cercana le abandona a su suerte. A partir de entonces, la venganza será su única obsesión, hasta el punto de lograr sobrevivir por sus propios medios e iniciar un imparable ascenso físico, intelectual y social y descubriendo, de paso, tanto la forma de teletransportarse, como un arma capaz de acabar con toda la Humanidad, todo con el objetivo de culminar su venganza. Casi un trasunto de El conde de Montecristo en clave de ciencia ficción, esta novela que también es conocida con el título de ¡Tigre, tigre! se ha convertido, por derecho, en todo un clásico de la ciencia ficción.
 
 
Para amantes del cine negro... El hombre demolido (Alfred Bester, 1953). Novela negra (o cine negro) y ciencia ficción siempre han sido dos géneros que han casado muy bien (y ahí esta Blade Runner para demostrarlo). Esta novela tiene el honor de ser la primera que ganara el Premio Hugo, algo así como los Oscar de la ciencia ficción. En ella se nos describe un futuro en el que el crimen ha sido erradicado gracias a la existencia de una policía con poderes telepáticos. Entonces se produce un horrible asesinato y el detective telépata  Powell inicia un peligroso juego del gato y el ratón con el asesino, el multimillonario Ben Reich pues el quid de la historia está no en descubrir al asesino, sino en averiguar cómo cometió el crimen y cómo probarlo.
 
 
Para nostálgicos de los 80 y fans de los videojuegos... Ready Player One (Ernest Cline, 2011). Nos encontramos en un futuro cercano en el que reina la pobreza, el desempleo y el poder lo ostentan las grandes megacorporaciones. El único refugio de la gente es un mundo virtual llamado Oasis. Un día, el creador de Oasis, un nostálgico de los años 80, fallece y le deja toda su fortuna al que encuentre un "huevo de pascua" oculto dentro de Oasis. Lo que ocurre es que para encontrarlo a) hay que ser un experto en videojuegos antiguos y b) hay que desentrañar una serie de intrincadas pistas relacionadas con la cultura pop de los años 80. Un montón de hackers y matones de las megacorporaciones se lanzan a la caza del tesoro pero durante años nadie es capaz de resolver ni siquiera la primera pista. Entonces, un adolescente friki e inadaptado da con la solución y la locura se desata dentro y fuera de Oasis. Una novela llena de guiños y referencias al cine, la tele, la música y los juegos de los años 80 que hará las delicias de todos aquellos que crecieron con la gallina Caponata...
 
 
Para fans de Robocop (la película)... Homo Plus (Frederik Pohl, 1976). Al igual que al protagonista de la citada película, Roger Terraway, el protagonista de esta novela entra a formar parte de un experimento con el fin de colonizar Marte, para lo cual verá como su cuerpo pasa a ser sustituido progresivamente por componentes robóticos y cibernéticos. Pero, según el proceso de transformación avanza, ¿cuál es el limite en el cual Roger puede seguir considerándose un ser humano? ¿Y cómo afectará ello a su mente? Una de las primeras obras en tratar a fondo el concepto de cyborg, tan utilizado por el moderno cine de ciencia ficción.
 
 

Para los peregrinos del Xacobeo... Hyperion (Dan Simmons, 1989). Para ellos, una buena noticia: en el más lejano futuro se siguen haciendo peregrinaciones, eso sí, son un poco diferentes. En un mundo lejano llamado Hyperion se han descubierto unas extrañas construcciones bautizadas como las Tumbas del Tiempo, custodiadas por una letal criatura con el cuerpo lleno de cuchillas llamada el Alcaudón. Cada cierto tiempo se organizan peregrinaciones para visitar las Tumbas pues existe la creencia de que el Alcaudón es capaz de conceder lo que desee a uno de los peregrinos. Lo malo es que lo que espera al resto de los que no sean elegidos es sufrir una eternidad de torturas en el llamado Árbol del Dolor. Así las cosas, se nos cuenta la historia de una de esas peregrinaciones formada por un sacerdote, un cónsul, un poeta, un militar, un erudito con una hija que sufre una extraña enfermedad que la hace rejuvenecer continuamente y una detective. A lo largo del viaje, cada uno de ellos irá contándonos su historia (como en la clásica Los cuentos de Canterbury, de Chaucer) y develándonos sus secretos y las razones por las cuales cada uno de ellos está dispuesto a afrontar tal terrible destino para conseguir lo que más desean. Una obra maestra que es, además, un compendio de todos los subgéneros que engloba la ciencia ficción. Tal vez pueda parecer un poco compleja a todo aquel que se acerque por primera vez a la ciencia ficción pero no lo es tanto si uno se centra en los relatos, cada uno de los cuales se sostiene por sí mismo. Algunos de ellos como el del erudito y su hija cada vez mas joven o el de la detective y el androide del poeta romántico John Keats, una bella historia de amor, son auténticas delicias literarias.

 
 
Para capitalistas... Mercaderes del espacio (Cyril M. Kornbluth y Frederik Pohl, 1952). Una divertida sátira del capitalismo salvaje y el mundo de la publicidad. El libro describe un futuro en el que las grandes empresas comerciales ostentan todo el poder, la política ha sucumbido ante los poderes económicos, y todo está permitido en aras del beneficio económico ¿os suena? En ese mundo de supracapitalismo salvaje, en el que la sociedad está dividida entre ejecutivos, productores y consumidores, uno de los primeros, Mittchel Courtenay, un as de las finanzas y la publicidad, va a aprender, por las malas, lo que significa perderlo todo y empezar desde lo más profundo del pozo. Una novela llena de aventuras y sentido del humor pero también de una sana "mala leche".
 
 
Para pesimistas... Los genocidas (Thomas M. Disch, 1965). ¿Os sentís muy ufanos de los logros alcanzados por la humanidad? ¿estáis convencidos de que el ser humano, si se lo propone es capaz de sobreponerse a cualquier adversidad? ¿que el llamado "espíritu humano" es imbatible? Pues, adelante, leed, leed... La Tierra es repentinamente arrasada sin que lleguemos a saber nunca por quién, lo que sí sabemos es por qué: resulta que hemos sido fumigados sin consideración de ningún tipo para convertir nuestro planeta en un enorme sembradero de patatas (o lo que viene a ser su equivalente alienígena). Nunca llegaremos a saber si quien lo hizo sabía de nuestra existencia o si le importaba acaso pero nada de eso importa ya cuando los escasos supervivientes se vean reducidos, cual gorgojo patatero, a la condición de meros parásitos para poder sobrevivir.  
 
 
Para optimistas... Trilogía de la Fundación (Isaac Asimov, 1951). Y para contrapesar la obra anterior y terminar este listado con una nota de optimismo, nada mejor que hacerlo con el que sea posiblemente el autor más optimista de la ciencia ficción por su inquebrantable fe en el progreso humano y su obra más famosa, la que mejor ejemplifica ese optimismo. Un científico llamado Hari Sheldon descubre una nueva ciencia, la Psicohistoria, que, a base de mezclar la sociología, la historia y las matemáticas estadísticas, es capaz de predecir el devenir de la humanidad. Así, Hari prevé el derrumbe de la civilización galáctica y los varios siglos de oscurantismo cultural que le seguirán. Para evitarlo idea un plan: reunir la suma de todo el conocimiento humano y preservarlo en una Fundación situada en el planeta más lejano de la galaxia, Terminus. Gracias al uso de la Psicohistoria y a los mensajes grabados dejados por el propio Hari tras su muerte, la Fundación será capaz de ir sorteando todos los peligros que van amenazando con destruirla pero cuando aparece El Mulo, un mutante con enormes poderes mentales que ni siquiera el mismo Hari fue capaz de predecir, ¿podrá sobrevivir lo mejor de la humanidad? La obra con la que muchos (entre los que me incluyo) se iniciaron en el fascinante mundo de la ciencia ficción.
 
 
Pues ya lo sabéis: ¡animaos a regalar ciencia ficción! Y ahora sí, os lo prometo, en la próxima entrada nos volveremos de viaje al Japón.
 
 

1 comentario:

  1. Recomiendo algo para los religiosos: Un cántico para Leibowitz, de Walter M. Miller, una turbadora y brillante historia del futuro narrada a través de la tradición católica.

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